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domingo, 4 de marzo de 2007

Cultivando enfermedades

La mayoría de los terapeutas "new age" sostienen que si el ser humano no se ocupa de lo afectivo, de lo mental, el mal aparece finalmente en lo físico. Una enfermedad que estaba en la mente es sicomatisada. El trabajo con las emociones negativas -que son las causantes de una serie de enfermedades liquidadoras- es fundamental. Por algo los griegos tenían el sabio refrán "Mens sana in corpore sano".

Algunos médicos sostienen que el caldo de cultivo de un cáncer son sentimientos de culpa asociados a resentimientos, que juntos hacen un "lindísimo" cóctel que a la larga explota en lo físico.

La OMS postula que la salud es el perfecto equilibrio entre lo físico, lo afectivo -emociones y sentimientos- y lo social. Por ejemplo, un hombre está por jubilar, pero tiene que seguir laborando. En la empresa engancha mal con su jefe y éste le hace la vida imposible. Entonces, comienza a resentirse contra su superior y hasta la oficina se convierte al final en un lugar detestable. Cada domingo por la tarde es insufrible por la sola noción de que el lunes debe retornar a un trabajo desagradable, con un jefe detestable.

"Con el pensamiento, la imaginación, con la emoción y visualización, esta persona termina haciendo de un grano de arena una montaña. Inconscientemente, entonces, comienza a "fabricar" una enfermedad física", aduce Eliana Billing.

Le damos el poder a la situación y, en el fondo, porque así lo hemos querido a nivel inconsciente. Terminamos enfermándonos. Este es el problema, por terrible que parezca.

"La mayoría de las veces elaboramos en forma errada los sucesos diarios de la propia vida. El enfoque correcto debiera partir de una simple pregunta: ¿Qué es lo que quiere decirme, enseñarme, esta experiencia realmente, por negativa que sea? Uno tiene que pararse contra toda la rabia, el dolor ante esas situaciones y plantearse tales preguntas, porque si no captamos el mensaje, repetiremos el curso. La lección no la he aprendido, por lo tanto debo repetirla".

Federico Nietzche llamó a esto el Eterno Retorno, los hindúes Ley del Karma.

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